Despertar es una palabra muy profunda, primeramente significa Interrumpir el sueño de quien duerme. En segundo lugar significa hacer nacer o revivir en la mente o en el espíritu alguna idea, recuerdo, emoción, sentimiento, sensación, etc. que estaba olvidado o latente. En tercer lugar se emplea también como intransitivo para hacer que una persona perciba que estaba engañada o equivocada.
Con mis 20 años sentía que algo estaba mal en mí y no sabía que era, el auxilio vino por la mano de mi madre, que ante el conflicto que estaba yo viviendo decidió ayudarme en el silencio, fue a la librería Paulinas en mi ciudad y me compro un libro. Al llegar del trabajo saco de su cartera una bolsa y me dijo- toma te traje un libro de regalo-. Esas fueron todas sus palabras. Yo tome rápidamente la bolsa pensando encontrar un libro de historia antigua y cuando saco el libro de la bolsa me doy cuenta que era un libro de espiritualidad.
Era mi primera vez frente a un libro de espiritualidad pero tome coraje, y dije llego el momento de incursionar en un muevo mundo, luego de unos días, cuando por 4 vez salía mal en mi examen final de historia del Cercano oriente, confundida y creyendo que todo iba mal en mi vida, tome el libro y decidí leerlo.
Era una tarde soleada de calor, tome el libro, se llamaba “Medicina para el Alma” del autor Anthony de Mello, comencé a leerlo y a meditarlo a la sombra de una gran Rosa China, a medida que avanzaba en la lectura me di cuenta que había consumido muchas historias de Disney. Dios ilumino mi inteligencia y pude ver claro. El mundo no era injusto conmigo y cruel como yo creía, era yo quien viví en un gran cuanto de hadas, yo era quien había idealizado al mundo y vivía pensando que todos debían apreciar quien soy, reconocer mis esfuerzos y debían amarme sinceramente.
Pensaba que la fama, el reconociendo, un título, una pareja, lo construido con mis manos, me daría la tan ansiada felicidad que buscaba, pensaba que sería feliz cuando mi padre me pidiese perdón, sería feliz cuando me recibiera, sería feliz cuando todos me aceptasen, sería feliz cuando alguien me amase sin pedir nada a cambio.
Verdaderamente veía al mundo desde mi ombligo, quería cambiar todo para que yo pudiese ser feliz, yo pensaba que la felicidad era mi meta, pero ella se escapaba de mis manos, porque no podía apreciar la realidad tal cual era, me di cuenta que no me conocía en absoluto, y que daba tanta importancia al parecer de la gente que me ahogaba en un vaso de agua. Ese día a través de la palabras de Anthony, Dios me despertó, me di cuenta que lo único que no cambiaba era el amor de Dios.
Este fue mi despertar y el inicio de un proceso de liberación que todavía hoy continúo, no es fácil pero cada día agradezco a Dios por la realidad que me toca vivir y trato de abrazarla como viene. El mundo o la personas nunca me darán la felicidad, yo soy la que tiene que decidir ser feliz en la realidad tal como es, ella no es mi meta es un derivado de mis decisiones, ella está allí esperando que yo la tome cada día.
Hna Noelia Toro fsp
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