El proceso vocacional es un camino con niveles y etapas distintos, conceptualmente diferenciados. En la práctica alguna etapa puede coincidir o adelantarse a otras, pues es variopinta la situación real de las circunstancias que puedan darse en concreto. Conviene, de entrada, ir buscando convergencias entre lo teológico y lo antropológico. Desde ahí se plantea la tarea del acompañamiento. En síntesis podemos decir que se dan los siguientes momentos:
Nace la vocación.
Se detecta esa vocación.
Se acompaña, discierne y examina la vocación
El sujeto consolida su vocación.
El acompañante examina la vocación.
Se acoge la vocación con la primera incorporación institucional.
El acompañamiento vocacional no es propiamente una etapa, sino una ayuda, un instrumento de discernimiento que debe cubrir todo el proceso vocacional.
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